En mis primeros meses en USA, era la chofer de la familia y tenía que llevar a mis hijas a sus respectivos trabajos. En una oportunidad y llevando a una de ellas, saliendo de una carretera hacia una de las avenidas principales, no vi una señal de «Stop» o «Pare», con tan mala suerte que justo debajo de una tupida arboleda había un automóvil policial esperando por su «víctima» y ésa por desgracia fui yo. Digo por desgracia por la situación tan molesta que tuve que pasar por que el señor policía me hizo parar mi auto, y acercándose sigilosamente me pidió documentos y carnet de conductor, obvio en inglés. Mi hija fue traduciendo todo en voz baja pero yo ya me había puesto nerviosa. Me preguntó por qué no había parado en esa señal tan importante, y mi hija continuaba traduciendo; yo lo único que atinaba a decir era «I’m sorry» o «lo siento», varias veces sin parar, y mi hija me dijo «mami, para de decir lo siento y escucha lo que él dice. Como yo no entendía, ella continuó traduciendo y también pidió perdón al policía quién con mucha paciencia escribió algo en un papel y me lo entregó. No fue una multa y sí una advertencia. Pienso que este señor tuvo lástima de mí, con la cara de susto que yo debo haber tenido en ese momento y mi única frase en inglés repetida una y otra vez sin parar «I’m sorry», «I’m sorry», «I’m sorry» ………… Ese tipo de experiencia es que nos hace ponernos a estudiar inglés firmemente, para darnos más confianza en nuestro convivir día a día.
Los nombres en inglés de las comidas
En los primeros meses como residente de Estados Unidos estuve conociendo los nombres en inglés de las comidas especialmente, lo cual considero de suma importancia para no pasar hambre. Me encantaban los bagles, sobretodo tostaditos y con queso cremoso acompañados por un rico café. Casi siempre iba acompañada de alguna persona que hablaba inglés mejor que yo y ella hacía el pedido, pero un día, caminando por una calle céntrica vi un negocio de bagles, «¿por qué no?» me dije y resolví entrar y comerme esa «delicia», no sin antes ensayar varias veces cómo iba a hacer mi pedido en inglés. El joven que me atendió me hizo una pregunta y era eso lo que yo más temía. No entendí nada. Le pedí que repitiera y lo hizo dos o tres veces y yo continuaba sin entender. La señora que estaba detrás mío en la fila comenzó a hacer su pedido y el muchacho continuó a atenderla y yo quedé allí esperando. Percibí que la señora le dijo algo sobre mí y el muchacho le dijo lo mismo que me había preguntado a mí. Me quedaron esas palabras gravadas en mi mente, salí a la calle frustrada y después de haber caminado unas cuantas cuadras me di cuenta … me había preguntado si me iba o me quedaba a comer allí. «Qué burra»! me dije, casi siempre adivinaba lo que preguntaban pero como me puse nerviosa, no pude darme cuenta. Es difícil vivir adivinando y más fácil ponerse a estudiar inglés para no quedarse con las ganas de comer ese bagle deseado o cualquier otra delicia. No les parece?